Marina Lanzarote: sede del patrimonio náutico de Arrecife

Marina Lanzarote completa el amplio dique de Puerto Naos, dominado por el Castillo de San José, un imponente pero atractivo Fuerte construido para proteger la isla de piratas y maleantes.

Uno de los más famosos escritores de Lanzarote, Agustín de la Hoz, escribió que “Arrecife nació primero como puerto y después como ciudad”. Y esto, en efecto, fue así, los barcos comerciales accedían a la isla a través del Puerto de Naos y de la bahía poco profunda de Arrecife,  delante de lo que es hoy en día el Real Club Náutico de Arrecife. Con el tiempo, el puerto desarrolló una importancia estratégica, con exportaciones esenciales como vino y productos agrícolas que eran traídos en camellos para cargarse en barcos mercantes en el muelle y la flota pesquera, construida y equipada por expertos constructores y veleros de Lanzarote, trajo el pescado que después se conservaba con sal en las salinas del mismo puerto.

Arrecife’s Nautical Heritage

Propietario de la fotografía: José Manuel Rodríguez Pérez.
Fuente: www.memoriadelanzarote.com

El Pino Canario

Uno de los secretos del éxito de los barcos construidos en Canarias era el Pino Canario. Lanzarote mantenía una buena relación con la isla de La Palma para la construcción de barcos, teniendo así acceso a la fuente principal de Pino Canario o Pinus Canriensis; un árbol aromático, subtropical de hoja perenne, endémico de las Islas Canarias y bien adaptado a los períodos de sequía.

El atractivo color rojizo de la madera era un recurso muy apreciado para la construcción de barcos. Los artesanos de la época eran lo suficientemente astutos para tener en  cuenta las fases de la luna y cortaban la madera cuando el árbol estaba lleno de resina.  Esto aumentaba la resistencia de la madera al agua y a las plagas, asegurando una larga vida en el agua.  Se puede ver la durabilidad de esta madera en los elaborados balcones asombrosamente bien conservados y en las puertas que adornan las elegantes calles de Santa Cruz de la Palma.

La sucesiva explotación de los bosques para usar el pino como fuente de combustión, llevó a unas estrictas medidas de control, que prohíben ahora talar los árboles.

A día de hoy, Arrecife sigue siendo un refugio popular para barcos visitantes y como tal, Marina Lanzarote ofrece una majestuosa bienvenida con un nuevo y bien equipado varadero, haciendo eco del papel primordial de la ciudad.

Entre los servicios que ofrece la marina, cuenta con dos grandes grúas  para proporcionar un servicio a muchos barcos comerciales y de recreo de la isla. El nuevo varadero es también el hogar del carpintero de ribera “Maestro Tito”, uno de los pilares de la antigua tradición de la construcción de barcos en la isla que data del siglo 18. Ellos construían y se ocupaban del mantenimiento de la flota pesquera de la isla, ofreciendo también un servicio de reparación a los barcos que pasaban por Lanzarote.

Con la disminución de la industria pesquera en los 60 y 70 y la retirada de los cascos de madera, algunos de estos barcos pesqueros del sigo 19 han sido rescatados, y en manos de maestros constructores, transformados en elegantes goletas que recuerdan el estilo de la carabela Ibérica que se usaba durante la época del comercio de especias.

 

La leyenda también vive en las dos flotas locales de Vela Latina, con su característica vela latina. La Vela Latina cuenta con fervientes seguidores en Arrecife. Los barcos más grandes, que miden 8.55m de eslora, siguen el modelo de los barcos de pesca que navegaban por los bancos pesqueros de Africa Sahariana, donde los pescadores solían animar el viaje de regreso a Lanzarote con regatas. La flota actual ha evolucionado estructuralmente en interés de aumentar velocidad pero respetando la vieja tradición.

El equipo de Maestro Tito se mantiene ocupado realizando el mantenimiento de barcos de recreo que visitan la isla. Fletcher  Kenney, constructor de barcos profesional y parte del equipo de tierra del Team SCA, participante de la Volvo Ocean Race, necesitaba una nueva cubierta de teca para su Swan 37, construido en 1972. “me impresionó realmente su profesionalidad”, declaró, “los trabajadores llegaban puntualmente y trabajaban eficientemente y bien”. Como cliente, él estaba encantado también en cuanto a relación calidad- precio. “ Cuando todo el mundo oiga hablar de ellos, la gente hará cola”.